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Esta es una de las historias más fascinantes que he leído.
Un padre y un hijo viajaban en burro.
Como el viaje era largo, ambos se subieron encima del burro para no cansarse caminando.
Al pasar por el primer pueblo la gente comenzó a decir: “desgraciados, mirad como tienen a ese pobre burro cargándolos a ellos”
Al oír esto, el padre decidió bajarse del burro.
Cuando pasaron por el segundo pueblo, la gente murmuraba: “¿Han visto semejante situación? El padre a pie y el malcriado de su hijo arriba del burro…”
Entonces el padre bajó a su hijo del burro y se subió él.
“Padre miserable, miren como va subido al burro mientras su pobre hijo tiene que caminar” exclamaron indignados los habitantes del tercer pueblo.
Entonces ambos decidieron bajarse y caminar al lado del burro.
“¡Qué par de idiotas estos 2! Teniendo un burro, en vez de subirse van caminando”
Se reían y burlaban los del cuarto pueblo mientras ellos pasaban delante.
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¿La conocías?
Es una historia fascinante porque deja en evidencia algo que muchos padecemos, y es la necesidad de validación de los demás.
Una validación que en muchas ocasiones es incluso más importante que nuestra propia opinión.
Y no está mal querer que otros nos apoyen.
Todos somos humanos: necesitamos y anhelamos amor, apoyo y sentirnos valorados.
En las relaciones, naturalmente compartimos lo que estamos pasando con nuestros amigos, familiares y seres queridos.
El problema surge cuando basamos nuestras decisiones en la opinión de los demás.
Entonces empezamos a buscar validación afuera para saber si lo que estamos haciendo está bien.
Esto nos hace dependientes de los demás y nos hace darles demasiado poder cuando en realidad, deberíamos ser nosotros quienes tomamos nuestras propias decisiones.
Hacer lo que nos parece bien A NOSOTROS.
Si no podemos hacer nada sin la validación de los demás, entonces estamos cayendo sobre una pendiente resbaladiza.
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Esta es una de las razones por las cuales, cuando fundamos Aiire, tuvimos una decisión difícil de asumir.
Podíamos hacer lo mismo que los demás -lo que ya sabíamos que se vendía y que la gente busca-
O abrir nuestro propio camino.
Sé que podrá parecer trivial para algunos.
Pero otros podrán comprender lo importante
que es tomar una decisión así.
Por poner un ejemplo: el puff más vendido en España
en los últimos años es el puf pera en polipiel.
Se venden miles de unidades cada mes,
de todos los colores posibles.
Hay varias marcas que los venden.
Siempre en formato pera.
Y siempre en polipiel.
Pero ¿no debería haber más opciones?
Esta fue la pregunta que nos hicimos en su día.
Y decidimos tomar riesgos.
Decidimos crear nuestros propios diseños.
Y por eso nuestro slogan es: puff con diseños icónicos.
El diseño de nuestros puff es diferente.
Y no necesariamente le gusta a todo el mundo.
Eso lo sabemos.
Y no pasa nada.
Porque hay una indescriptible sensación de bienestar que experimentamos cuando logramos encontrar un diseño que refleja nuestra visión de la home deco.
Es la sensación de ser fieles a nosotros mismos.
De hacer lo que tiene sentido para nosotros.
¿Te ha sucedido alguna vez?
La nueva colección de Puff Luna es un ejemplo de ello.
Con esta colección logramos transmitir exactamente lo que buscamos cuando diseñamos nuestros puff:
- Un equilibrio perfecto entre diseño y comodidad.
- Entre estética y funcionalidad.
- Entre innovación y precio.
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La validación de los demás puede ser un combustible que nos impulse hacia adelante en busca de nuestras metas.
Pero también puede ser el mayor freno para diseñar la vida que soñamos.
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